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CURA PARA EL INSOMNIO​

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21 de junio de 2019

Relato corto.
Escrito Carlos Arturo Gañan Bueno

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Las noches para aquel hombre son una pesadilla que parecen no tener fin. Da vueltas
infinitas en la cama, la temperatura aumenta, todo su cuerpo en una cascada de sudor, se
quita y se coloca la sában, se acomoda en diferentes posiciones. Todo es inútil. Intenta
contar ovejas. Se levanta de la cama en su pequeño departamento, mira el reflejo de la luna atravesando la ventana de la habitación. Ruega por piedad, desea ver cruzar una estrella fugaz, sólo quiere caer en un profundo y deleitoso sueño que le permita recuperar sus energías perdidas durante el día. Se cuestiona si es necesario madrugar para ir a trabajar, una solución fácil sería decirle a su jefe que está enfermo, podría aprovechar para dormir todo el día, la sola idea de madrugar y sentarse en el escritorio de una oficina y contestar llamadas de clientes furiosos, le produce una profunda repulsión.


Salir a trabajar a las 6:00 de la mañana y volver a su estrecho apartamento a las 6:00 de la
tarde. Se pregunta "¿Vivimos para esto?, ¿Por qué a veces parece tan difícil hacer las cosas
que nos gustan?";. Se levanta de la cama, se vuelve a sentar, camina en círculos. La luna
vigila cada uno de sus pasos, él la mira con cierto recelo, siente que aquella luz orbicular
puede ser la causante de su insomnio. Sería ideal tener en el cuarto las pócimas preparadas por Medea, hija de la ninfa Idía, las cuales fueron efectivas para hacer dormir al Dragón de la Cólquida. O ¿Por qué no dar una larga caminata nocturna al igual que Charles Dickens para conciliar el sueño?. De pronto le entra el pánico de convertirse en un enorme
escarabajo como le sucedió a Gregor Samsa en La Metamorfosis tras caer vencido por una
noche de desvelo. Otro pensamiento surca su mente a toda velocidad. "¡Es una epidemia! seguramente no soy el único que está atravesando por esta insufrible vigilia, me tocará nombrar todas las cosas que tengo aquí para no olvidarlas, al igual que hizo José Arcadio Buendía en Macondo";. O tal vez aquel hombre gris de la noche sólo está buscando crear otra versión de sí mismo e imponerlo en otra realidad, en donde si pueda disfrutar del placentero sueño que le ha sido negado. Tal como el soñador en Ruinas Circulares de Borges.


¿Por qué a este hombre no le es posible conciliar el sueño?, ¿Acaso el ser humano no tiene
control sobre su propio cuerpo?, ¿Alguien más está ejerciendo control sobre sus
pensamientos? El ser humano es su mejor amigo y su peor enemigo. Lleno de letras por
todo su cuerpo, alza la pluma, allí desnudo en la habitación parece que ha perdido la
cordura, ha entrado en un mundo de extrañeza y sentimientos vacíos, parece un personaje
sacado de Animales Nocturnos de Juan Mayorga. Es víctima de sus propios deseos, de sus
propias conjeturas, de alucinaciones llenas de deseos reprimidos. Ya no vale una taza de
café caliente, ni siquiera un somnífero. Pasadas las tres de la mañana el hombre ha perdido
control de sí mismo; ríe, llora, la luna le invita una cerveza, conversa con el armario de
política, piensa que la radio le está contando una historia de amor desafortunado.

 

A través de su reflejo en el espejo ve todas sus inseguridades, todo lo que durante los últimos años ha callado. Rompe el espejo, se tira al suelo, grita, el piso tiembla, parece que la ciudad al fondo le concede un profundo silencio, y le da vía libre para que desahogue todas sus penas. Canta a todo pulmón Rock The Night. La luz de la luna se acrecienta, parece más brillante que nunca, rasga hojas de papel de un libro, las lanza por todo el cuarto como confeti. Finalmente se derrumba sobre varios libros caídos de la pequeña biblioteca de la habitación que tumbó con todo vigor. Sus ojos se han cerrado, la tinta corre por toda la
morada, ha aprendido que en todas sus noches de locura, los únicos que lo han salvado son sus preciados textos, y como si fueran un portal a otro mundo, lo han llevado a la
conclusión de que la inspiración llega del lugar menos pensado. Al fin encontró la cura a
todos sus males. "Hasta pronto mundo". La alarma suena como de costumbre. Ese día hubo un puesto vacío en la oficina, nunca se supo nada más de ese hombre, sólo se sabe que ahora es feliz en un mundo de fantasía en donde él es el autor de su propia historia.

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