
Mural en Pereira
Fotografía: Alexander Álzate
¡La querendona trasnochadora y morena se dibuja a color!.
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24 de mayo de 2019
Reseña
Escrito por Alexander Álzate.
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Pereira, una ciudad de ensueño de personas sonrientes y calles aglomeradas. Yacimiento y cuna de artistas y soñadores. Pereira, lienzo en blanco para la imaginación de todos.
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Para muchas personas la “urbe” como la conocemos, es una jungla de cemento, llena de depredadores o sombras sin rostros, listas para el acecho de una presa descuidada. Muchas personas dicen que es un lugar frio. En las noches desata una furia de lujurias para aquellos que deambulan por sus calles antiguamente empedradas. Más que un cubo sucio y decadente, es un paraíso otorgado por la más pura presencia celestial que no rechaza al viejo o al joven, que hace sentir a más de uno palpitaciones de júbilo al reconocer a alguno de sus congéneres. Para salir de una rutina de paredes viejas y desgastadas y callejones oscuros que guardan más secretos que la misma vida y que hacen deprimir hasta el más fuerte de los corazones. Nuestra bella ciudad pinta sus ladrillos de antaño con majestuosas vivas, irreales e incluso fantásticas pinturas u obras de artes. Plasmadas en los sitios más concurridos o polémicos de nuestra llamada perla del Otún. Obras que brindan una cálida y tenue brisa a sus habitantes y viajeros, que en muchos casos hace olvidar hasta el más amargo sin sabor de la vida. Estas fueron retribuidas por una alcaldía que le apunta a la cultura de su ciudad y que no vio reparo en plasmar sucesos y objetos de nuestra cotidianidad apegada a una lucha incansable de ideales cotidianos. Toda persona que se considere pereirano y que transite por sus calles, se debe percatar de la gran distinción honorifica en sitios tan comunes como la biblioteca del banco de la república conocida como la calle de las letras, la carrera quinta que cuenta con objetos comunes como las cajas del cableado telefónico que se vistieron de gala para todos nosotros.